Trucos infalibles para unas croquetas de escándalo
Si hay una receta que admite cientos de versiones esa es la de las croquetas. De jamón, de setas, de pollo, de cocido, de queso, de espinacas… existen tantas croquetas como cocineros. Escoge tus ingredientes favoritos y ponte manos a la obra, eso sí, primero presta atención a estos trucos infalibles para conseguir la croqueta perfecta.
– Consigue una bechamel perfecta utilizando la misma cantidad de harina que de mantequilla, unos 120 – 140 gramos por cada litro de leche, dependiendo de si te gustan más o menos cremosas. Deja que la harina se tueste lo suficiente para que no sepa a crudo y utiliza leche tibia para evitar que se formen grumos removiendo constantemente.
– Puedes usar casi cualquier relleno para hacer croquetas, incluso las hay dulces. El truco está en tener en cuenta el sabor y el toque salado que el relleno puede aportar para después no pasarnos añadiendo sal o especias.
– Para darle la forma perfecta puedes utilizar una manga pastelera con una boquilla ancha o directamente sin boquilla. Haz un churro alargado que después cortarás con la medida adecuada, así quedarán siempre perfectas y uniformes.
– Si quieres un rebozado crujiente prueba a rebozarlas con nuestro pan rayado artesano, su textura un poco más gruesa hace que se queden bien crujientes y le da un toque delicioso. Y si te gusta innovar, el panko o pan rallado japonés con el que se consigue un rebozado más ligero, que no absorbe tanto aceite pero que se mantiene crujiente.
– Una fritura crujientita y deliciosa se basa en que el aceite esté a la temperatura adecuada. Introduce las croquetas cuando el aceite alcance los 175-180º y fríelas en varias tandas para que no se enfríe el aceite. Al sacarlas del aceite colócalas rápidamente en un papel absorbente para eliminar todo el exceso de grasa.
– Si no te las vas a comer en el momento o has hecho demasiada masa, puedes congelarlas antes de freír. Tras darle forma y rebozarlas, ve colocándolas en una bandeja que quepa en tu congelador. Colócalas sin que se toquen e introduce la bandeja en el congelador, una vez congeladas puedes pasarlas a una bolsa de congelación, eliminando el aire del interior y cerrándolas herméticamente. Así tendrás croquetas siempre a mano listas para freír.